viernes, 12 de noviembre de 2010

CUESTIONARIO PROUST: Martín Bentancor

Martín Bentancor, escritor nacido en Canelones en 1979, es autor de la novela policial Las otras caras del verano (Editorial Amuleto, 2008), escrita junto a Rodolfo Santullo; el libro de cuentos Procesión (Sudestada Libros, 2009); la novela La redacción (Sudestada Libros, 2010) y la nouvelle El despenador (La Propia Cartonera, 2010).

CUESTIONARIO PROUST

¿Cuál es el defecto propio que deplora más?
Son muchos. Enumerarlos y contrastarlos haría que me deplorara aún más.
¿Cuál es el defecto que usted deplora más en otros?
La falta de educación y la prepotencia.
¿Cuál es su estado mental más común?
La zozobra. Y, por momentos, la lisa y llana estupidez.
Si pudiera elegir un personaje de ficción, ¿cuál escogería?
A Gulliver.
¿Cuál es su mayor extravagancia?
No lo sé. Supongo que el cartel de extravagante te lo cuelgan los otros por una actitud que no considerás extravagante.
¿En qué ocasiones miente?
En algunos cuestionarios.
¿Qué persona viva le inspira más desprecio?
Son muchos y en su mayoría están ligados al poder (en cualquiera de sus formas) y a los medios de comunicación (en cualquiera de sus soportes).
¿A qué persona viva admira?
Admiro mucho a Leonard Cohen al que, en ocasiones, he llegado a no considerar una persona sino una deidad o un ente que llegó a la tierra para mostrarnos el encanto y la belleza. En los últimos tiempos, me he dado cuenta de que Leonard Cohen sí es una persona, concretamente un viejito al que lloraré mucho si parte antes que yo.
¿Qué palabras o frases usa más?
“Despreciable” (generalmente cuando miro televisión); “Que hijo de puta” (cuando releo a Nabokov).
¿Cuál es su idea de la felicidad perfecta?
Eso suena a utopía o a paisaje bucólico. Digamos que soy feliz releyendo a ciertos autores (especialmente a un alcoholico sureño de bigote y a un noble ruso expatriado) o jugando con mi hijo en cualquiera de sus mundos.
¿Cuál es su mayor miedo?
No poder ver a aquellos que más quiero.
¿Cuál es la virtud más sobrevalorada socialmente?
La fama.
¿Qué le disgusta más de su apariencia?
Mi extrema delgadez y la enmarañada jungla de mi cabellera.
¿Cuáles son sus nombres favoritos?
Alonso, Aldonza, Josefina y Agustina.
¿Qué talento desearía tener?
Tocar el saxo tenor y encarar solos que los deje a todos estupefactos.
¿Qué le desagrada más?
La falta de modales.
¿Cuándo y dónde ha sido más feliz?
En la infancia, claro. Visitando a mis abuelos paternos. Por las noches, jugábamos a la escoba del quince con mi abuela y ella iba desgranando la historia de sus antepasados como una novela de nunca acabar. Junto a nosotros, mi abuelo asaba una costilla en la estufa. O en la casa de mis abuelos maternos, jugando con mis primos en un ombú centenario y que, por magia de la infancia, se convertía en tren, en ómnibus, en edificio, en nave espacial pero nunca, jamás, en ombú. El momento de mayor e instransferible felicidad: la madrugada aquella en que vi a mi hijo aparecer por primera vez ante nosotros.
¿Cuál es su mayor logro?
Mis amigos.
¿Cuál es su posesión más atesorada?
Mi biblioteca. Es mi única posesión además. El resto está todo a nombre de mi esposa.
¿Cuál es la manifestación más clara de la miseria?
Habría que definir qué entendemos por miseria. Miseria real, palpable, son esas personas que duermen en la calle y que dos por tres exhibe la televisión. Miseria espiritual son los canallas que lo exhiben y a continuación van a comerciales.
¿Dónde desearía vivir?
En Austria.
¿Cuál es su pasatiempo favorito?
La lectura.
¿Cuál es la cualidad que usted aprecia más en una mujer?
El sentido del humor y el autorespeto. Y la belleza, no seamos hipócritas.
¿Cuál es la cualidad que usted aprecia más en un hombre?
La sinceridad.
¿Cuál es su héroe de ficción favorito?
El soldado Schweik.
¿Cuáles son sus héroes de la vida real?
Son muchos. El principal es mi padre, un hombre trabajador, sencillo, siempre alegre; capaz de trabajar treinta horas de corrido en el campo y llegar a su casa, templar la guitarra y cantar una milonga.

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